Abraham Gómez Rivera1
José Luis Rosas Acevedo2
Planteamiento del problema:
En la búsqueda del desarrollo sostenible para las diferentes regiones, no podemos solo basarnos en los modelos macroeconómicos, que de una u otra forma, los países
desarrollados marcan como guías para el crecimiento de las sociedades en general; ya que estos modelos, muchas veces responden a un contexto social para el cual fueron diseñados y que en otras condiciones pueden o no funcionar, tal ha sido el fracaso de políticas y recomendaciones que el Banco Mundial y otros organismos económicos internacionales han hecho para América Latina, y que han sido implementadas por los gobiernos de estos países, logrando no solo estancar, sino incrementar los niveles de pobreza en muchas regiones de esta parte del mundo.
Nuestro País, en su búsqueda de desarrollo social y económico, ha probado por mucho tiempo modelos que si bien han servido en su momento, no han logrado consolidarse al no tomar en cuenta la diversidad cultural y regional que integran nuestra nación, teniendo como resultado, un crecimiento económico e industrial fuerte en algunas zonas del país, mientras que en otras existen niveles de vida bastante bajos, no contando en dichas zonas, ni con los servicios mínimos necesarios, que permitan un nivel adecuado de vida para los habitantes (Rueda Alvarado, 2005).
Hoy es necesario buscar el desarrollo de ese amplio espectro de regiones, pero de una forma innovadora y sostenible, que no sean solo los modelos económicos y las políticas de tecnócratas que definan las pautas de crecimiento; sino también que la ciencia y la tecnología contribuyan de manera sustantiva a mejorar los niveles de vida dentro de las regiones de nuestro país.
1 Químico. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. División Ciencias Básicas.
abraham.gomez@basicas.ujat.mx
2 Doctor en Biotecnología. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Universidad Autónoma de
Guerrero. Unidad de Ciencias de Desarrollo Regional. jlrosas71@yahoo.com
Si bien es cierto, la experiencia que se tiene de los avances científicos-tecnológicos, desde
la revolución industrial, han tenido su impacto negativo en nuestro planeta, tales como el uso
inmoderado de los recursos naturales, que desembocaron en consecuencias graves e
irreversibles en los recursos acuáticos, vegetales, animales; así como impactos degradativos
en el ambiente como el calentamiento global, lluvia ácida, deforestación, entre otros; ha
llevado a muchos ha considerar a la ciencia-tecnología como un problema grave, que hay
que detener, desarrollando una perspectiva científico-tecnófoba, que impacta en muchos
sistemas políticos-económico-sociales; dando como única alternativa propuesta el estatismo
de las comunidades, en un pseudo bienestar, que lo único que hace es condenar a las
comunidades a un retroceso en todos los ámbitos humanos así como los naturales.
Beneficios científicos y técnicos
No se puede negar los beneficios que han traído a la humanidad los avances científicos y
técnicos (Meraz, 2007: 36-39; Salas, 2007: 36-39; García Palacios et al., 2001; Muñoz, 1995)
solo por citar algunos se pueden mencionar:
En el campo de la alimentación, se han buscado y desarrollado alternativas cada vez
mejores para conservación de los mismos, desarrollo de fertilizantes y biofertilizantes,
alimentos manipulados genéticamente o transgénicos, con los cuales se tiene la expectativa
de poder llegar a la autosuficiencia alimentaria y vencer al fantasma de la hambruna que
azota en muchas regiones del planeta.
En el área de la salud, es innegable los beneficios amplios que la ciencia y técnica han
dado, contando hoy con nuevos y mejores medicamentos y equipos que bajo el esquema
interdisciplinario hoy en día elevan la calidad de vida en los seres humanos (Por ejemplo, las
pastillas anticonceptivas, productos de investigación científica y tecnológica, desarrolladas a
partir de productos naturales en México, trayendo impacto en políticas demográficas a nivel
mundial).
Por otro lado, los energéticos, juegan un papel vital para el desarrollo, no se puede lograr
un desarrollo regional sin buscar alternativas energéticas, desde las minas de carbón,
pasando por el petróleo, así como la energía nuclear y eólica, entre otras; son muestras
palpables e innegables de que la ciencia y la técnica han contribuido de manera crucial para
lograr encontrar nuevas alternativas de energía, y hoy por hoy, con una conciencia clara de
la administración racional de esos recursos tan valiosos.
En el área de los materiales, hoy se cuenta con nuevas fibras para vestidos, nuevos
materiales cerámicos y plásticos; que han permitido traer beneficios a la sociedad. Si bien es
cierto, que los plásticos son hoy en día un reto para el cuidado del ambiente; la ciencia y la
técnica busca generar, nuevos materiales que en su proceso y uso no impacten de manera
negativa a nuestro entorno ecológico.
Además, en el área ambiental, la ciencia y la técnica juegan un papel central en la
búsqueda de nuevos fertilizantes, plaguicidas, nuevas técnicas para cuidar los recursos
naturales, donde no se comprometan dichos bienes de manera irracional y se proteja la
biodiversidad (Rosas et al. 2005:154-165).
El objetivo es evaluar el papel que juega la ciencia y la técnica en el desarrollo social y
regional. De tal modo que por lo planteado anteriormente, es inconcebible hablar de
desarrollo regional sin tener presente el papel central que tiene ciencia-tecnología-sociedad,
donde se busque incidir en mejorar los niveles de vida de las sociedades, no solo en función
de políticas económicas, sino permitir que la comunidad misma, decida de manera conciente
y madura la forma en que desea insertarse en el mundo globalizado; para ello la ciencias y la
técnica le proveen un marco de referencia adecuado para la toma de decisiones, así como la
búsqueda innovadora de alternativas de desarrollo.
Ciencia, tecnología y sociedad en países desarrollados y no desarrollados.
Es innegable el papel que ha tenido la ciencia y la tecnología en los países que actualmente
forman parte de las economías más avanzadas a nivel mundial, por mencionar algunos
ejemplos son Alemania que después de varias derrotas en su historia, una de las ultimas en
la segunda guerra mundial, ha superado las crisis económicas y sociales derivadas de ellas,
constituyéndose en una de las naciones con un nivel de vida elevado. Otro ejemplo lo
constituyen los países asiáticos como Japón y Corea del Sur, que han logrado superar
atrasos sociales y económicos derivados de conflictos armados y de aspectos culturales que
mantenían a estas sociedades muy cerradas y limitaban su desarrollo. España es otro
ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología han contribuido al desarrollo económico y social
de este país que hoy en día es una de las economías más sólidas en crecimiento dentro de
la comunidad Europea (Comisión Europea, 2002:1-31).
Paradójicamente, nuestro país que ha disfrutado de un periodo prolongado de paz social
(más de tres cuartos de siglo), no ha logrado lo que las naciones desarrolladas han
alcanzado en periodos más cortos de paz social, siendo la clave para ello la falta de
vinculación que en México ha habido en torno a la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad, esta
última como fuente importante de recursos humanos que hay que capacitar. Algunos autores
(Wood, 1991: 290-292), han demostrado que las diferencias entre los países desarrollados y
los en desarrollo están íntimamente relacionadas con las disponibilidades de personal
capacitado.
Tradicionalmente el país ha tenido un desarrollo de Ciencia y Técnica con poco o nulo
vinculo con la sociedad, generando esto que por un lado los centros de desarrollo científico y
tecnológico de nuestro país logren avances importantes y el reconocimiento a nivel nacional
e internacional. En consecuencia hablar de Ciencia, Tecnología y Sociedad es confrontar
uno de los problemas centrales del desarrollo, dentro del paradigma del siglo XXI, es abordar
el tema de la infraestructura básica y del motor que se requiere tener para participar de
alguna manera en la sociedad del conocimiento. No contar con ella, es estar fuera de la
posibilidad de participar competitivamente en los mercados, lo cual significa desempleo,
pobreza, inestabilidad social, consecuencia de los atrasos y la marginación social que se ven
cada día incrementados, tanto en regiones agrícolas como en regiones urbanas de nuestro
país (Rojas Garcidueñas, 2001:55-58; Rueda Alvarado, 2005:114-121).
Avances de la tecnología en aspectos del desarrollo regional en México.
El desarrollo regional basado en la sustentabilidad de los recursos para el beneficio común
de la sociedad se ha basado fundamentalmente en los elementos propios que marca la
globalización, y son los aspectos económicos y sociales, dejando de lado en un principio los
aspectos ambientales, estos ligados mas estrechamente a cuestiones de investigación
básica y en lo aplicativo a la técnica, dando origen a lo que actualmente esta en boga como
biotecnología, que tiene el papel de jugar con lo básico para llevarlo a la práctica en un lapso
mas corto de lo que comúnmente a lo largo del tiempo las ciencias básicas han incursionado
en su quehacer social y económico, aunque esto ha requerido también de años (Cabral,
1999).
Actualmente el comercio mundial de bioinsecticidas es importantes y cada año aumenta
significativamente, tan sólo en Canadá y México se estiman ventas por más de 20 millones
de dólares (mdd), en EUA 90 mdd, en Europa 101mdd y en el resto del mundo 49 mdd. Con
una amplia oportunidad de desarrollo de productos para el control de plagas en diferentes
cultivos en los países con mayor producción de alimentos.
Ante estas expectativas globales, en el país es notoria la necesidad de una política clara que
defina el desarrollo de la industria de los bioplaguicidas, mientras que en países como China,
EUA y Canadá, países de la Comunidad Económica Europea, Africa y Sudamérica, se llevan
acabo programas específicos de corto, mediano y largo alcance, de acuerdo al desarrollo
tecnológico disponible y necesidades particulares para el control de los insectos plaga.
Por ejemplo, el desarrollo y el impacto de la utilización de los hongos entomopatógenos para
el control biológico de plagas que ha tenido en el país ha sido lento (Rosas et al. 2005: 154-
165). Las microempresas que se han generado y que han impactado en el nivel de vida
(salud y economía) de los trabajadores agrícolas de las regiones de México, han requerido
de años de esfuerzo y de compromiso del gobierno, sociedad y comunidad científica, para
impulsar y lograr que estos proyectos de investigación y desarrollo sustentable sean
exitosos. Se necesita sin embargo, una mayor concientización en los actores políticos
encargados de la administración de los recursos públicos en la búsqueda de nuevas
alternativas para el desarrollo de las microregiones, principalmente en las zonas que en el
país presentan niveles de pobreza extrema y que es urgente atender para abatir la
desigualdad social y económica de México y lograr la equidad como se manifiesta
frecuentemente en los planes de desarrollo que en el país se generan.
Actualmente existen 25 Instituciones de investigación, 7 sociedades científicas, 60 centros
reproductores, así como 225 especialistas que abordan investigación de frontera, en sus
modalidades de investigación básica y aplicada, sobre e control biológico de plagas en
México, pero no es suficiente para abarcar los problemas en cuanto a plagas y
contaminación por químicos se generan en las diferentes regiones agrícolas del país.
Por otro lado se espera que en las próximas décadas el crecimiento de insecticidas
químicos sea del 2%, debido entre otras cosas a que el uso de estos productos ha generado
problemas de resistencia de plagas y daño a los ecosistemas y a la salud del hombre (Rosas
y Sampedro, 2005:471-494), mientras que los bioplaguicidas crecerán de un 10 a 15%, esto
debido a las expectativas de ocupar nuevos nichos de mercado (plagas forestales, plagas de
invernaderos, artrópodos de importancia medica y pecuaria). En este escenario los
bioinsecticidas figuran como nuevos productos necesarios para una agricultura y economía
sustentable (Rosas et al. 2005: 154-165). Por esta razón el apoyo financiero y fiscal a la
pequeña y mediana empresa nacional dedicada a este giro será una fuerza importante que
determinará el crecimiento de la industria de control biológico en México.
El enfoque académico a las necesidades sociales
Las políticas a nivel mundial y nacional para el desarrollo de la investigación básica y
aplicada hacen énfasis en que el desarrollo de estos proyectos se vinculen en parte con los
actores sociales para generar beneficios a las comunidades y regiones, en donde los
cuerpos académicos involucrados puedan visualizar las necesidades locales y proponer
alternativas para satisfacer esas necesidades y las de otras regiones con problemáticas
similares.
Por ejemplo, los datos de producción y comercialización de bioinsecticidas en México, son
comparables a los de otros países desarrollados, lo cual refleja la aplicación de los
resultados de investigación científica por parte de los investigadores y agricultores de
nuestro país. Es también importante hacer mención de la conciencia que existe en el daño
potencial al ambiente con el uso irracional de insecticidas químicos, lo que ha ayudado al
progreso de la biotecnología agrícola (Rosas, 2003:58-98).
Lo anterior, desafortunadamente camina muy lento en México mientras que en EUA, es un
hecho bien establecido que, en la mayoría de las firmas biotecnológicas, éstas están
dirigidas, en sus escalafones superiores, por personas que sólo un año antes dirigían los
laboratorios de las mejores universidades del país.
Hay pocos motivos para pensar que las universidades tienen la tendencia o la facultad
necesaria para proyectar o comercializar productos surgidos de las investigaciones
efectuadas en sus laboratorios. Además, si el intercambio de investigadores entre la
Universidad y la Industria estimula el desarrollo de nuevas industrias, por modestas que
sean, todo el mundo ganará mediante mejores productos alimenticios, farmacéuticos,
energéticos e incluso de abatimiento de los problemas ambientales, sociales y regionales.
Dentro del tema, hacia el interior de las universidades, los debates más controvertidos se
refieren a la distorsión de los valores académicos tradicionales de libre circulación de la
información y libertad de investigación, puesto que el Sistema Nacional de Investigadores
(SNI) provoca que, la única forma de permanecer en él y recibir una percepción económica,
es a través de publicaciones arbitradas, con lo cual el investigador teme hacer investigación
para los sectores productivos, los cuales pretenden más conocimientos prácticos que los del
tipo teórico que resuelvan en forma inmediata sus problemas de rendimiento y productividad,
control de calidad, ambientales, etc.
Lo anterior, pese a que el SNI abrió recientemente sus áreas VI y VII, lo cual implica dar
reconocimiento a los resultados de investigación que fortalezcan verdaderamente el
desarrollo social, industrial y económico de las diferentes regiones. Además, en nuestras
instituciones de educación superior, existe también la problemática de las becas al
desempeño académico, las cuales, fuerzan a los profesores investigadores a participar en
una serie de actividades que les proporcionan puntos para que, al final del año tengan que
mostrar el trabajo realizado en su unidad académica y éste les dé puntos para poder
acceder a una beca. Este fenómeno se considera ha provocado una disminución importante
en las actividades de investigación, ya que, por desgracia, da más puntos asistir a un curso,
que recibir la aprobación y desarrollo de un proyecto de investigación, e incluso, la
aceptación de un artículo científico que habrá de ser publicado en una revista de prestigio
internacional. Aquí es vital que las autoridades de la SEP pongan más atención y le den
más valor al trabajo realizado en pro de la ciencia y la tecnología, más aun cuando éstas
som empleadas en beneficio de la sociedad.
Por ello, asociaciones como la AMECIDER, tienen que ser coherentes con los objetivos que
persiguen y permitir que un mayor número de instituciones que buscan el desarrollo de la
ciencia y la técnica con un carácter regional tengan espacios de participación dentro de los
foros y actividades que organiza; eso permitirá la retroalimentación con los actores sociales,
financieros, comerciales, científicos y tecnológicos, para impactar de manera positiva e
inmediata en las comunidades de nuestro país que ya no pueden esperar que su desarrollo,
por que si todos estos actores no logran conjuntar esfuerzos en bien de las regiones donde
se encuentran ubicadas, las condenan al retroceso y estancamiento de las mismas.
Es preocupante que la convocatoria de la AMECIDER para su encuentro nacional del 2007,
de los diez ejes temáticos, ni uno solo este claramente destinado para el desarrollo científicotecnológico;
involucrando solo aspectos sociológicos, de financiamientos, culturales, pero
ninguno destinado a la ciencia y la técnica; negando el espacio que por si mismas, deben
tener las instituciones educativas y de investigación, que cada día tienen espacio en las
regiones de nuestro país y que buscan apoyar el desarrollo social y económico del país
mediante proyectos de servicios tecnológicos, de investigación aplicada y de desarrollo
tecnológico para los sectores público y privado. Esta contribución debe ser con proyectos
que impacten de forma positiva en las comunidades, donde se trabaje con valores
adecuados desde la perspectiva social para lograr innovar e impulsar de forma adecuada el
desarrollo de las regiones de México.
La interrogante es ¿Qué lograr que el quehacer de la ciencia y la técnica se conjunte con un
aporte mayor a los actores sociales y económicos de nuestro país, para que éste sea
competitivo en cualquiera de sus regiones?
Las respuestas están en la vinculación de los Grupos Académicos y de Investigación, que
desde hace más de 30 años han enarbolado la idea del desarrollo de la investigación en
México vinculada con las necesidades de la Nación, reflejo de ello son las actividades que
realiza en su ceno la AMECIDER, y por ello la crítica a la convocatoria para su evento anual
del 2007.
Desafortunadamente, la vinculación entre los grupos académicos y los sectores social y
económico ha sido poca, lo cual se refleja en los pocos ingresos por contratos, en la mínima
cantidad de patentes e ínfima cantidad de ellas en uso. Para lograr el éxito en estas
vinculaciones es indispensable la participación de las sociedades científicas para conseguir
estructurar, organizar y uniformizar los conceptos involucrados con las actividades de los
cuerpos académicos, por ejemplo la dificultad que se enfrentan los tomadores de decisiones
a los conceptos de investigación básica, aplicada, desarrollo tecnológico, innovación y
servicios (González, 2003:3-5).
Es impostergable que los políticos vean en los cuerpos académicos de las Universidades y
en las sociedades científicas como AMECIDER, los aliados para desarrollar funciones
sustantivas para el país como por ejemplo: Apoyar el desarrollo social y económico del país
y de la región mediante proyectos de servicios técnicas, tecnológicos, de investigación
aplicada y de desarrollo tecnológico para los sectores público y privado. Para generar los
conocimientos y las tecnologías en sus áreas de especialidad, son necesarios también
apoyar los proyectos de investigación básica y la formación de los recursos humanos
competitivos internacionalmente.
Algunos autores (Aguilar, 2001:34-56; Gil, et al.2003:123-146) mencionan que la innovación
y el desarrollo científico tecnológico es un producto social resultado de factores
congnocitivos, culturales, políticos y económicos, que debe ser accesible al no experto, que
las políticas científico-tecnológicas son un asunto público, que necesitamos compartir un
compromiso democrático básico, que debemos promover la evaluación y el control social de
las políticas y desarrollos científicos -tecnológicos, por lo que hay que propiciar una
educación para una participación pública informada, ésta es también una tarea que
sociedades como la AMECIDER, debe valorar en su foro de discusión anual.
Finalmente, cabe reflexionar para nuestro país, en el informe de la UNESCO (1996) de la
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI donde advierte que “algunos
países incapaces de participar en la competencia tecnológica internacional se constituirán en
focos de miseria, desesperanza o violencia imposibles de superar mediante la asistencia y la
acción humanitaria"
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